La Villa Concéntrica se ubica en una enorme parcela interior de manzana de más de mil cien metros cuadrados. Paradójicamente, su planeamiento urbano se encuentra regido por las ordenanzas de vivienda unifamiliar entre-medianeras. Esta incongruencia, esta dificultad añadida a la propia morfología de la parcela, nos permitió articular la base compositiva de nuestra propuesta arquitectónica: debíamos generar un nuevo perímetro interior tangente a las medianeras existentes que las colmatase; debíamos generar una nueva galería de forma alabeada y de bordes suaves posada sobre las abruptas aristas de los linderos de parcela. La alegoría palladiana se impuso en nuestra propuesta: ya teníamos un perímetro dado de bordes rectilíneos; apareció entonces, concéntricamente a él, el gran patio curvilíneo de la vivienda. Entre estos dos límites aparece nuestra reinterpretación del claustro: una vivienda contemporánea de planta única, perimetral al nuevo patio, continua y sin principio ni fin.

La cobijamos bajo un volumen blanco, puro y curvilíneo, aligerado por un estriado que acentúa su carácter fluido y dinámico. Su depurado trazado geométrico, en contacto con los recovecos irregulares de parcela, a su vez, esponja el borde y genera diversos patios anexos que se prestan a la privacidad y el recogimiento de las distintas estancias de la vivienda: un nuevo lleno que explota, diversifica y domestica un gran vacío dado.